No hay nada mejor que terminar una dura jornada de trabajo e irte de tapeo a echar unas risas y algunas conversaciones interesantes.
Casi siempre solemos ir a los mismos bares y ya vamos conociendo a los camareros, que nos llegan a tener aprecio y todo.
Uno de nuestras paradas obligadas es el "bar de las costillas" donde se está agusto y el camarero, nada más que nos ve aparecer, ya nos pide los pinchos de costillas sin que tengamos que decir nada. Buena gente este camarero aunque un poco nervioso porque siempre esta moviéndose de un lado a otro y no para... pero hoy si, se quedó quieto al lado de la máquina registradora y le oímos entonar una cancioncilla aflamencada : ayyy tarabiiii tarabiii... Gracias a esta entonación, el muchacho se ha ganado el apodo de "manzanilla", en honor a una cantaor flamenco de nombre similar.
Otro lugar que solemos frecuentar es un bar situado en la Plaza Mayor, al cual se accede a través de unas escaleras interminables y que históricamente es frecuentado por muchiiiisimos guiris. Eso es lo que le hace particular y... porque ahí trabaja "Gunilo".
Gunilo es un camarero que casi siempre nos atiende y que se ha ganado a pulso ese apodo porque tiene un parecido más que razonable al marido de Gunila (si, la de Marbella, la de la jet set). También parece majete Gunilo y nosotros nos echamos unas risas cada vez que con su peculiar estilo y pinta intenta ligarse a alguna guiri para a ver si cuela y después de servir los pinchos puede caer un "jet" rapidito.
Seguiré contando historias de los bares según vayamos visitándolos y cogiendo confianza con los camareros para así ponerles apodos.
Tapeen, vivan, sean felices....
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