Helados

Claro.
Yo es que veo un rayo de sol y me emociono. Me pienso que todo el monte es "orgasmo" y salgo a la calle sin abrigo y sin nada que cubra mi (espectacular) anatomía.
Y no, creanme, no hace para ir a cuerpo porque hace un frio helador.
Hemos pasado casi de tener que trasladarnos al reino acuático debido al agua caida y a que ya parece que tendríamos que empezar a desarrollar aletas y escamas a tener que remontar la actividad de construcción a base de la creación de iglús que se mantendrán por las bajisimas temperaturas.

Uno ve el sol y empieza a imaginarse en verano, la ausencia de corbata en ellos, la presencia de tirantes aguantando la sección de frutería en ellas, y no repara en que en cualquier momento se puede quedar helado.

Y ahora que lo pienso, hace mucho que no tomo un helado. Aunque es un producto que recomiendan consumir todo el año, la verdad es que en determinadas fechas no apetece tomarlo a no ser que tengas tres amigas solteras más, vivas en New York y te deprimas cada vez que un hombre no tenga una tarjeta dorada con la que hacerte feliz.
Echo de menos los helados veraniegos, esos de cucurucho y mezclando varios sabores : dulce de leche con ron-pasas, naranja y café irlandes,... Se me hace la boca agua... congelada.
Aunque también echo de menos esos helados que tomaba de niño-adolescente. Cuando uno es niño, no pasa de los polos y cuando es adolescente puede acometer un mayor gasto en helados "de la parte de arriba" del cartel, que es donde solían estar los más caros.

Yo de niño no pasaba del "Drácula", un polo negro y por dentro rojo que sabía a cola y fresa y en la base tenía como nata. Estaba realmente bueno y era mordido con impaciencia.
Es curioso, un drácula mordido... es como si los pajaritos dispararan a las escopetas...
También estaba bueno el "Tiburón", un polo azul con forma, obviamente, de tiburón que si lo chupabas para sacarle el sabor se quedaba blanco como un cubito de hielo... que es realmente lo que era.
También, subiendo en la carta, nos econtrabamos el "Twister", un polo de colorines que se deshacía casi con la mirada y que tenía forma de tornado, avisándonos ya por aquella época del inminente cambio climático.

Existían dos helados que para un joven estaban prácticamente vetados si no querías ser el blanco de las risas de tus amigos, más si éstos ya tenían pelos en sótano, entreplanta y alas (aunque ellos ahora ya no dispongan del mismo en azotea y estén tan gordos que hace milenios que no se ven el sótano...) : me estoy refiriendo al "Calipo" y al "Pirulo".
En épocas de efervescencia hormonal, ver disfrutar a una chica de alguno de esos dos helados podría provocar varios minutos de inmovilización en la hierba de la piscina, enterramientos en la playa o huidas hacia el baño, en el mejor de los casos.
Por si no lo recuerdan, el "Calipo" era un helado que para que subiera, dejara al descubierto el polo y luego bajara, había que presionar el envoltorio y el "Pirulo" era el primo judío del anterior, pues éste ya estaba presto y dispuesto a ser disfrutado sin más.

A los helados de la parte de arriba del cartel era muy dificil acceder si no era en presencia de padres y despues de haber dado machaconamente la tabarra hasta que soltaban la pasta y te compraban un helado "de los buenos". Esta zona es la zona de los "Magnum", deliciosos helados de varios sabores y que ahora, con algo más de nivel adquisitivo, podemos disfrutar aún.
Existía también un helado de cono, con una bola chocolateada gigante, que se llamaba "Negrito". Ya por aquel entonces la inmigración entendía que nuestro país era un nucleo importante de desarollo y oportunidades y se disponían a hacer su agosto (y junio, julio y algunos días de septiembre...).
Entonces no había tanto racismo como ahora, pienso yo, ya que el tal "Negrito" nunca fue requerido para que regularizara su permiso de residencia y refresco...

En fin, entre el cielo azul y el recuerdo de los helados, cada vez tengo más ganas de que llegue el veranito y deje de hacer tanto frío y lluvia... Hay salmones que funcionamos mejor con el sol...

--------------------------------------------
Un rayo de sol oh oh oh
me trajo tu amor
oh oh oh
Un rayo de sol
oh oh oh
a mi corazon oh oh oh
Llege y medio tu querer
Que tanto y tanto busque y al fin tendre.
---------------------------------------------

Cuarentaañeras

Una de mis mejores amigas, si no la mejor, cumple hoy, recién hoy, 40 años.

Como creo recordar que nunca, en todos los años que llevamos conocíendonos, le he dedicado un post, no imagino mejor momento que éste, momento en el que ella cambia de década para pagar una deuda histórica en cuanto a post prometido y de paso le hago un regalo por escrito, ya que es fiel lectora y en ocasiones comentarista de excepción.

Siempre se me ha acusado de raro o ha sonado extraño por tener amigos más mayores que yo. Y yo siempre he defendido que las amistades, esas que se cuentan con los dedos de una mano y que están siempre aunque no se tenga un contacto pleno, no tienen por qué encontrarse en un intervalo de edad determinado sino que hay que medirlas por lo que te aportan en tu vida.
He tenido amistades por debajo de mi edad, de mi edad y por encima de mi edad. Todas aportaron algo, bien para no querer saber más de ellas o bien para querer mantenerlas para siempre.
Algunas amistades se fueron y otras jamás han estado pero como diría otra treintaañera eterna, la clave está en saber cuándo soltar lastre y no sólo saber, sino hacerlo de verdad.

Conocí a mi homenajeada de hoy hace ya algunos años, cuando ella era una feliz treintaañera con una energía vital admirable y considerable y yo un veinteañero experimentado pero con poco conocimiento y pinta de señor mayor.
Hoy, algunos años después, ella sigue teniendo esa energía envidable y capacidad para poder con casi todo. Yo sigo teniendo esa pinta de señor mayor, bastante más experiencia... y algún otro conocimiento que otro gracias, entre otras, a esta persona a la que hoy dedico estas caóticas líneas.

Es curioso como de repente, un dia te acuestas siendo un jovial y alegre treintaañero y te despiertas sumido en la depresión de que el adjetivo ha pasado del sufijo "-añero" a el despectivo "cuarentón".
Te transformas, mutas en pocos momentos de joven a señor o señora... y no digamos ya cuando empiezan a considerarte "maduro o madura" o lo que es peor : "madurito o madurita".
Por si no se han dado cuenta, algo maduro es el paso anterior a "pocho" o "podrido", algo que cae por su propio peso y o se toma y se aprovecha rápido o se echa a perder.
Así pues, dejemos que hasta que la gravedad imponga su ley de manera implacable (todos sabemos que lo hará...), ciertos comentarios no aparezcan demasiado para denominarnos.

Por eso, querida cuarentaañera (cuarentona nunca, a ti no te pega el despectivo...), a pesar de que hayamos tenido, tengamos y sigamos teniendo nuestras diferencias, tengas presente que siempre estaremos ahí el uno para el otro pues nos conocemos demasiado, hemos compartido lo suficiente y nos hemos ayudado irremediablemente a ser lo que somos y a conservarnos, independientemente de lo que diga nuestro DNI y el paso del tiempo, tal y como nos conocimos.

Espero que disfrutes este día de tu entrada en la cuarta década de tu vida y que pueda estar en ella por muchos años más, siguiendo aprendiendo y conociendo esas cosas que tú me aportas y que nadie mejor que tú sabe que me son necesarias...

¡Feliz Día!

---------------------------------------------------------------
A todas las chicas malas que predican con su ejemplo,
a las que se van de casa en el momento perfecto,
a esa mujer madura que me dejó sin aliento,
a la canción que perdura y mejora con el tiempo.
A las tardes de verano, de charlas y buenos tragos,
a las amigas más locas y a los colegas más bravos,
a las velas que se encienden y se apagan con el viento,
a las cuerdas de guitarra o a cualquier otro instrumento.
Gracias por darme tanta vida,
gracias por tanto arte y tanta filosofía,
gracias por la emoción, la pasión y la osadía,
y si no fuera por tu amor yo no sé donde estaría...
------------------------------------------------------------------