Premios 20Blogs

29.10.08

El Pibe Con La Camiseta De Rayas

Era yo muy pequeño. Aún no se habían extinguido todos los dinosaurios.
El mundo tampoco sabía que ese verano del 86 fue solo suyo. Algunos envidiosos nunca lo reconocerían así.

Fue el fiel reflejo que un solo hombre si puede cambiar el curso de las cosas. Rodeado de medianías, porque eran medianías salvo algún par de destellos de calidad de algún otro, no me lo pueden negar, y casi sin despeinarse aquel pequeño hombre llevó a su selección a la conquista del Título a pesar de que ésta era inferior a muchas otras que competían por el mismo galardón.
Pero infundía respeto. Entre sus compañeros y entre los rivales. Se podría decir que ninguno, ni compañeros ni rivales, se pasaba de la raya. Ni tan siquiera él, tan excesivo en todos sus excesos.

Aquel hombre que se enfundó tantas veces esa camiseta de rayas, por fuera y por dentro, llevó la alegría a todo un país e hizo historia. Él, el Diez más Diez de todos los que han sido, son y serán, siempre genio y figura hasta casi la sepultura, perseguido y confundido casi a partes iguales, ahora disfrutará de los nuevos genios que figuran en su lista desde la barrera.

Y, por fin, sus opiniones se transformarán en decisiones sobre las listas y el pasto para ver cuál de sus sucedáneos, nunca sucesores, hace más méritos para llegarle a los tacos de las botas que un día recorrieron los campos con la pelota cosida a esa zurda irrepetible.

Suerte Diego en la nueva aventura!

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El Salmón canta : "Maradona", de Andrés Calamaro
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11.10.08

Otoñal

Sillón de masajes relajantes.
Un buen libro.
Mate bien caliente.
Musica chill out
Paz y calma.
Sin atender a nada.
Pensando en los que están lejos.

Tampoco está mal este sábado tan otoñal.

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El Salmón canta : "November rain", de Guns 'N' Roses
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4.10.08

El Motor Del Mundo

Tan sencillo y tan complicado a la vez.

Si lo tienes, tienes miedo a perderlo. Si no lo tienes, te aterroriza pensar si alguna vez más lo vas a sentir.
Cuando llega, te infunde temor por lo que pueda pasar más alla de ese mismo instante. Pero si no llega piensas si habrá más instantes como aquellos en los que estaba.

Y se siente distinto. De muchas formas.

Lo hay carnal y, solamente eso y esos que así lo sienten, se confunden porque ese no es su nombre. No van más allá del intercambio de fluidos porque quién sabe sin son capaces de intercambiar nada más... y de estar a la altura de quienes quieren intercambiar algo más que posiciones, gemidos y sudores.
También lo hay espiritual, limpio y etereo, casi celestial. Pero tendrían que probar a intercambiar pasión y devoción para sentirlo como divino.

En cada momento tiene su fase.

Lo hay nuevo, romántico, sin heridas ni recuerdos. Casi sin moral. En cualquier lugar, en cualquier momento. Miedoso por saber si sólo será de verano o para toda la vida.
Existe pasajero, fugaces de habitación de hotel, rápido como las noches de verano, libre y sin ataduras, tan solo esperando el hasta luego.
También tumultuoso, montaña rusa, de escalera con gallego porque no sabes si está subiendo o bajando. Y tan pronto sube mucho como baja en picado. Sortea piedras o se estrella deslomado. Ni contigo ni sin ti... pero pasando algo siempre. Sin indiferencia
Puede ser eterno, de esos que nada ni nadie puede con él. Ese de la adoración mutua, del respeto y la comprensión. De años y años viviendo lo mejor y lo peor, a veces por separado pero a veces todo junto. Ese del paso del tiempo, de cambiar la chupa de cuero por la chaqueta de punto, de la gomina en el pelo a las patas de gallo.
El que yo creo que se transforma en cariño y amistad, pero que les quiten lo amado.

Hay quienes los disfrutan tal cual viene y otros que solo disfrutan si les duele. Otros no lo saben disfrutar. Ni quieren. Y mucho me temo que ni sepan.
A muchos les gusta las sensaciones que les produce el tenerlo y a otros muchos les gusta tanto su existencia como su falta.

Como el aire, no se ve. Y yo, que soy hombre de ver las cosas para creerlas, no lo veo pero me lo creo. Y además lo siento.

Hemos conseguido saber qué se siente, cómo lo sienten y quiénes lo sienten. Incluso esta sociedad que nos liquida y extermina día a día sin que nosotros nos demos cuenta, nos da facilidades para hacerlo... pero no para encontrarlo.

Ahora, después de miles de años de civilización, tan sólo nos falta una cosa : aprender a amar.



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El Salmón canta : "El amor después del amor", de Fito Paez
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