Premios 20Blogs

19.8.06

De Mayor

A medida que el tiempo pasa y nos vamos haciendo mayores y adquiriendo responsabilidades que las circunstancias que vivimos, la sociedad que nos impone sus reglas o simplemente la vida nos imponen, vamos perdiendo la inocencia que poseemos cuando somos pequeños, cuando nuestros problemas se solucionaban diciendo "no vale, volvemos a empezar". Esa inocencia la vamos perdiendo gota a gota con el paso del tiempo para ganar en maldad, necesaria para sobrevivir en este mundo.
Y en esas estaba yo precisamente ayer por la noche, utilizando algo de maldad con Ojos Negros, que ya regresó de la playa y se encontraba en la capital del Reino, para ver si la convencía de que me hiciera perder la poca inocencia que me queda con ella (con escaso éxito, de momento jejeje) cuando volvieron a salir temas infantiles debido a que dije que yo, para dormir, me abrazo a la almohada y ella, siempre dispuesta a dar soluciones, me aconsejó que me comprara un peluche. Y entonces es cuando le conté la historia de Juanito.

Durante toda mi infancia yo tuve un peluche que hizo a mano mi abuelo especialmente para mi y que ya, desde bien chico, dejaba claras mis preferencias a la hora de dormir : mi peluche era un conejo. Tal era el cariño que le tenía a Juanito que muchas veces me recuerdan que siempre estaba diciendo que el día que yo me casara, mi conejo (el peluche, se entiende) ocuparía el primer banco de la Iglesia. Como parece que mi boda se retrasa, el peluche dejó de existir hace varios años asi que el primer banco estará ocupado por familiares, si es que ese día llega.
Después de contarle la historia a la guapa morena, ella emitió un juicio que sostiene mi teoría que no necesito ningún psicoanalista para que me diga que ya, por aquel entonces, estaba para que me encerraran y tiraran la llave al Tormes (en concreto ella dijo que "ya de ñajo estabas fatal, eh", añadiendo otra palabreja al diccionario simultáneo que estoy haciendo con esta mujer).
Ahora bien, si yo desde pequeño ya era un romántico que pretendía casarme y encima invitar a mi peluche para que aportara su correspondiente espiga, mi amiga también tenía claro su futuro laboral : el pluriempleo. En su más tierna infancia, Ojos Negros soñaba con ser enfermera por las mañanas y bailarina por las tardes, en un claro sentido visionario de la precariedad laboral que sufriríamos los jóvenes.
Y así, recordando cosas de la infancia e intentando conservar algo de inocencia, llegó la hora de dormir, sin peluches y sin soñar ser enfermera y bailarina a tiempo parcial.


P.S. Para vos, para cuando lo leas : Que te acordaras de mi, aunque solo fuera un momento, y me lo contaras hizo que mi "día promedio" mejorara. Gracias.

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