Premios 20Blogs

1.7.10

Dientes Dientes

Ding dong!
- Hola Sergio! Cuánto tiempo! Hacía mucho que no venías...

En ese preciso momento, el mito de la enfermera, labrado durante años de adolescencia se vino abajo.
La chica no tiene culpa de nada, es cierto. Pero es que esos uniformes verdes no sientan nada bien...
Intento poner mi mejor y sarrosa sonrisa.
- Sí... justamente hace un año, es lo que tiene que me deis fechas tan alejadas...
- Un año ya? No me lo parece...
- Bueno, seguro que es porque se te ha hecho corto... De todas formas para mí también es un placer venir a veros...

La cara de la auxiliar, después de mi frase, era un poema de Becquer (volverán las oscuras caries en tus muelas sus agujeros a hacer...), porque el deslizamiento (copyright B., en esta y en todas las ediciones) fue de época.
No quise para nada hacer piropo, sino garantizarme una limpieza y revisión indolora y con el menor sangrado de encías posible.
- Llegas un poco pronto, pasa a la sala de espera un rato y ahora te llamo...
No había terminado de colocar mis duras y azotables posaderas, trabajadas duramente en el gimnasio, en el sillón de la sala de espera cuando la anti-enfermera me reclamaba para abrirme la boca y meterme cosas metálicas. Cada vez los ratos son menos ratos... o mi percepción del tiempo es distinta.

- Túmbate y relájate.
Por un momento pensé en que no me iba a abrir la boca y me iba a revisar otras cosas pero gracias a Dios el instrumental clínico parecía adecuado para explocar cavidades bucales.
Enchufó el aspirador de babas para que mientras me mantenía con la boca abierta (hay pocas mujeres que me dejen con la boca abierta y muchas menos que me hagan babear. La dentista es una de ellas...) no me ahogara.
Siempre en este momento se me ocurre contar el chiste aquél que dice :
- Cariño, tienes los dientes como perlas...
- Ah si?? Blancos??
- No, escasos.
Nunca lo he contado por miedo a que directamente desde odontología me den un volante para psiquiatría...

Como soy un hombre bastante higiénico, la labor de limpieza duró muy poco. Unos leves retoques interdentales y perfilamiento de encías.
- Casi no tenías sarro, has sido un niño muy bueno esta vez... - dijo la antierótica-
Me imaginé a Nacho Vidal entrando en la sala y empezando a liarla parda pero quién entró fue el doctor para confirmar que todo estaba en orden en mi boca. Ni una sola mención a mi pH salival. Yo tampoco hice mención alguna.
Un día al doctor se le ocurrió decirme que mi saliva producía sarro ya que tenía un pH elevado y mi mente sucia imaginó los efectos que podría tener mi saliva en otros lugares y pensé que la próxima vez le tendría que preguntar sobre el pH.
Imagino que si el doctor no ha dicho nunca nada más es porque mi pH solo es perjudicial para mi y no afecta a otras cavidades, membranas y mucosas.
Ya me han avisado. He sido advertido de que en caso de provocar sarros ajenos por mi saliva, me voy a caer con todo el equipo... Aunque yo creo que lo único que voy a provocar es adicción...

Vayan al dentista, Cuídense esos dientes.

La sonrisa es sin duda la mejor forma de conservar a alguien...

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Tengo que hacer un rosario
con tus dientes de marfil
para que pueda besarlos
cuando esté lejos de tí...
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