"Señor, No Tiene Su Habitación Aquí..."

Ya de vuelta. Me gusta Madrid, me gustan las ciudades grandes pero tenía ganas del regreso, aunque la ausencia solo haya sido por un día.
Después de que se consumara alguna deserción de ultima hora en el viaje del ida, todo trascurrió normal, incluso pude descansar pues pasé de ver la peli de la Edad Media que pusieron en el viaje (eso y que se me olvidaron coger los auriculares correspondientes a la entrada) para afrontar mejor la noche madrileña solo en la habitación. Sólo....??? Después les cuento pero como dicen los forenses (incluso los que no son Brad Pitt), vayamos por partes.

Después de 2.30 horas aguantando el dolor de rodillas del viaje en Auto-Res me dispuse a llegar al hotel que me habían reservado (todo el hotel no, una habitación) comprobando que la avenida donde se encontraba el hotelito estaba muuuuy cuesta arriba. Me dispuse a afrontarla, con la maleta a cuestas (rodando en este caso) y con el movil pegado a la oreja para que me acompañaran un rato en el camino, no sin antes avisar a la persona del "otro lado" que si veía (o escuchaba) que ya no hablaba llamara inmediatamente al 112 para que me rescataran y pudieran hacer que recuperara el aliento.
Un kilómetro después llegué a mi destino y cuando fui a recoger mi llave de la habitación surgió ese temido "señor, no tiene su habitación aquí". Pánico. Y más si antes había escuchado en mi oreja izquierda un "te imaginas que ahora no tienes habitacióoonnn...???". La rubia recepcionista se refería a que EN ESE EDIFICIO no estaba mi habitación, sino que me tenía que trasladar a otro para instalarme. Mi corazón ya volvió a latir con normalidad (o no...) y una vez que llegué al otro edificio conseguí la preciada llave (mi tesoooooooroooo) no sin antes comprobar que... ME HABIAN PUESTO UN COMPAÑERO. En una habitación doble ibamos a dormir 2 hombres...
Las risas teléfonicas no se hicieron esperar y entre "pues como no puedas salir de la habitación...", "uy uy a ver lo que haceis los dos..." y "las camas dobles son como las de matrimonio" y a pesar de que no hubo ni un minimo intento de defensa de la situación tan embarazosa que iba a vivir, me quedé viendo la tele hasta que el compañero llegó.
Afortunadamente nos conocíamos del año pasado y tenemos buen rollo y mejor cachondeo. Un tipo genial de La Rioja que no tardó en empezar a hacer bromas sobre la situación, yo creo que porque llevaba algunas copas encima.
¿Que cómo fue la noche?. Horrorosa. El okupa riojano roncaba como un demonio, se movía y no paraba quieto un momento así que a las 5 de la mañana no podía más y amenacé con arrojarlo por la ventana si seguía roncando. No dormí nada y me dediqué a comentar la situación via mensajeril a quien me quisiera leer.
Al día siguiente jornada de trabajo pero me lo salto. Mucha política, muchas decisiones y cuestiones a realizar buenas para mi y para Salamanca y después comida con compañeros que hacía tiempo que no veía y con los que recordamos buenos momentos, brindamos, comimos y bebimos.
Y vuelta a Salamanca, durmiendo el cansancio y la ingesta líquida pero con ganas de llegar a tiempo a pesar del mal tiempo para salir y tomar algo por ahí de forma mucho menos formal, sin trajes, chaquetas y corbatas necesarias en otras situaciones.

La próxima vez decido yo el alojamiento, así no me llevo sobresaltos sobre si tengo reseva, si cambio de edificio o sobre posibles okupas habitacionales.