Movildependencia

Es curioso que un aparato tan pequeño pueda tenernos tan atrapados. Hace unos años no lo necesitábamos, incluso hay gente que desconocía su existencia. Ahora ha pasado de ser un artículo de lujo, utilizado tan solo por ciertas personas a convertirse en un elemento convencional e imprescindible de nuestra vida, pudiendo conseguir uno hasta con un bote de Colacao.
Los más exagerados utilizamos dos, uno para cada horario y casi siempre por razones laborales, aunque también lo combinamos con el ocio logicamente. Yo soy uno de esos, de los que siempre va cargado con dos móviles porque claro, a saber a cuál te van a llamar y si te dejas uno corres el riesgo de que Murphy haga de las suyas y te llamen justamente a ese y no lo puedas coger y atender la esperada llamada (uhmmm verdaaaddd??? jejejejeje). Yo ya no utilizo agenda teléfonica (sólo la uso para anotar cosas y que no se me olviden la mitad de mis tareas) y ni mucho menos gastar neuronas en recordar engorrosos dígitos que forman los números telefónicos de mi gente. No hombre no, para eso tengo la memoria... del movil.
Ayer me pasó algo curioso que da la razón a mi idea de la dependencia movilera que nos ataca en este siglo. Quería hacer una llamada y tener un rato agradable con una persona al otro lado (del teléfono, se entiende) y siempre suelo tener los móviles a mano. Uno de ellos se quedó sin carga el dia anterior debido a su uso (mucho y bueno ultimamente...) y el otro... el otro... ¿dónde estaba el otro?. Había desaparecido. Lo busqué hasta debajo de las piedras... y nada! Pánico. No tenía el otro movil... y no podía llamar!
Lo cómico de la situación es que tuve que preguntar mi propio número porque no lo sabía y así ver si sonaba cerca de mi y encontrarlo. Nada, no sonaba cerca de mi asi que alguien se lo habría llevado. No podía llamar. Y ahora qué hacía? Tenía otro movil allí pero sin carga y sin cargador... de momento. Me puse a rebuscar por toda la casa un cargador que valiese para mi movil "muerto"... hasta que lo encontré. Por fin mi móvil cobraba vida y podia llamar.
Hubiera podido utilizar el teléfono de casa, ir a una cabina, locutorio... o simplemente esperar. Pero no. Quería llamar por mi movil y quería hacerlo en ese momento. Pareció que en vez de recargar a mi movil me recargaran a mi (otra cosa que nunca me gustaría haber sido es movil : les tienen que meter el PIN y recargarlos por detrás) y así calmar mi dependencia de aparatejo.

Tener movil es muy util, te permite hablar con gente que tienes lejos... y no tan lejos. Pero si pueden no lo usen tanto y queden más con las personas. Mirar a los ojos no tiene comparación a hablar a través de un odioso aparato... aunque a veces es un gran invento pues acorta la lejanía.