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18.5.10

Salmon Sport : El Entrenamiento Del Peregrino

21.30 cest.

Entro por la puerta y pongo mi dedo índice, uno de mis favoritos, en el aparato que me deja acceder al recinto / sala de torturas.
Allí nadie mira a nadie. O nos miramos todos, no sabría que decir. Bajo las escaleras que me dirigen al vestuario y un olor a sufrimiento me invade.
No parece que haya descendido a la zona de pesas y vestuarios, sino al mismísimo averno ya que solo se escuchan bufidos desgarradores y cuerpos deteriorados por el dolor. No sé si debo escapar, pero he de purgar mis penas físicas transformadas en michelines y lorzas que no deberían estar ahi.

Entro en el vestuario. Aquello es un cuadro : bolsas por todos los sitios, ropas colgadas de perchas, tipos secándose desnudos en cualquier rincón...
Se asemeja bastante a China. En un espacio relativamente pequeño, hay superpoblación masculina... y sin mujeres. Lo dicho, como China, que en 2020 puede ver cómo aumenta el número de solteros porque no hay mujeres.
Sinceramente, a mi no me preocupa su armamento nuclear o que abran cada vez más tiendas con florecitas, velitas y otros artilugios. Me preocupa que estos tipos dejen de poder meter en caliente y se cabreen...

A lo que iba. Vestuario. Yo, en traje de faena (o sea, camisa y pantalones de pinzas), intentando cambiar mi imagen de Ministro de Trabajo por la de Paquirrín haciendo deporte con el mayor decoro posible mientras a 3 centímetros de mí un tipo amenaza con plantarme su culo en mi cara. Llevo ya un tiempo observando que en el vestuario nos movemos como si estuvieramos bailando "El lago de los cisnes". Todos intentan no rozar a nadie, que no haya ni el más leve contacto físico al pasar por los huecos... no hay que levantar... susceptibilidades...

Salgo a por todas. Camiseta y pantalon cortos, zapatillas deportivas y cascos con música para hacer más llevadera la caminata que me voy a dar, junto con una botella con bebida isotónica. Parezco el Ken deportista. Un show.
La primera parada es la cinta de andar. Velocidad 6. O sea, a toda hostia. Pendiente 12. Como si subiera andando el Tourmalet, haganse una idea.
Ando como si al fondo estuviera divisando la Plaza del Obradoiro. Tengo mucha imaginación, ya lo saben.
Media hora después, el contador indica que he recorrido 3 kilómetros 200 metros pero no me he movido del sitio. Fascinante. Sudo por lugares donde no sabía que se podía sudar.
Me dirijo hacia la zona de los bancos de abdominales, pero soy un inutil integral para regular los asientos a mi altura y/o espesor y prefiero tumbarme en el suelo para hacerlos.
La concentración grasa-michelin por habitante de ese espacio es ligeramente superior a la concentración de gases nocivos de la ciudad de Nueva York en hora punta. 300 abdominales despues sopeso la posibilidad de llamar a la grúa para que me levante del suelo pero oye, me toco la tripa y parece que el músculo empieza a despertar... o quizá sea que se me ha salido en intestino de su sitio... todo puede ser.
Desciendo de nuevo las escaleras, sujetándome para no marearme y rodar escalones abajo, hacia la zona de máquinas. Alterno levantamiento de pesas de brazos y piernas.
Hay que fortalecer la espalda ya que voy a cargar con peso durante los 4 dias de camino hacia Santiago.
Varias series de repeticiones de levantamiento de pesas después, con una media de levantamiento de 50 kilos por repetición, tengo la sensación de que los brazos se me van a quedar como a Anthony Quinn bailando el Sirtaki en "Zorba el griego". Con las piernas sufro menos pero cuando termino las series parece que van solas. Mi cuerpo quiere ir hacia un sitio y mis piernas van por libre. El cerebro en ese momento extiende cheques que las extremidades no pueden pagar...
Toca zona húmera, es decir, la piscina. Nadar despues del palizón es prácticamente imposible. Entro en la piscina creyéndome David Meca y que podría estar nadando durante horas, pero al octavo largo de una piscina que Michael Phelps recorrería en 2 brazadas, trago agua porque el oxígeno no llega ya al cerebro y decido que la travesía ha terminado.
Me apalanco en las tumbonas para secarme e intentar recuperar la respiración que me pemita seguir con vida. Cierro los ojos... y los abro enseguida antes de que me quede dormido.

Vuelvo al vestuario para volver a vestirme de Ken ejecutivo y regresar a casa pero antes, un tipo con unos brazos como mis dos piernas juntas se mete en una cabina de autobronceado que da un poco de miedo. Con lo fácil que es irse a las playas de Portugal y abrasarse, no se cómo alguien se la juega metiendose en un sitio así cuando va a pasar la eternidad en un espacio similar.

23.00 cest.

Subo las escaleras que me lleven al cielo de la máquina de bebidas para intentar recuperar algunos líquidos que perdí en algún momento y me dirijo hacia el coche que me llevará hacia el preciado descanso.

A pesar de todo lo que me cuesta, cuando llegue a Santiago en plenitud de condiciones físicas (de las condiciones mentales no digo nada porque dudo que alguna vez haya estado en plenitud de las mismas), todo el entrenamiento habrá merecido la pena. Y cuando el día 2 parta disfrazado de peregrino hacia ese destino, me sentiré bien por haber tenido fuerza de voluntad.

Pero eso ya será otra historia...

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A Virxe de Guadalupe
cando vai pola ribeira,
a Virxe de Guadalupe
cando vai pola ribeira,
descalciña pola arena
parece unha rianxeira,
descalciña pola arena
parece unha rianxeira.
Ondiñas veñen, ondiñas veñen,
ondiñas veñen e van,
non te embarques rianxeira,
que te vas a marear...
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