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28.5.10

Cuaderno #19 : Valores Comunes

Querida Lili:

Siento tener que acudir a tí de nuevo pero ya sabes que hace algún tiempo que te confío todos mis pensamientos y mis desvaríos.
Tu no estás de acuerdo con mi apreciación pero creo que tú me conoces mejor a mi que yo a ti por esa intuición que teneis, aunque yo también te vaya conociendo a fuerza de no interrumpirte.Yo te lo confío todo porque, para un hombre desencantado y miedoso alguien que pueda conocer lo que se lleva por dentro puede aportar calma para apaciguar males comunes que lastran la existencia diaria.
Tu me puedes ayudar, porque sabes siempre decir la palabra justa, tranquilizarme, frenarme o simplemente estar en silencio. Incluso sabes cómo mandarme callar... cómo me gusta que lo hagas con esa autoridad y elegancia... sin yo atreverme tan siquiera a respirar...
Verás... sucede que cuando a esta neurona pendular que tengo le da por activarse lo lía todo. Muchas veces preferiría no tener la habilidad de hablar para así mejorar la especie... y hoy es uno de esos días.
Muchas veces no hablo yo, habla el miedo, el desencanto y mirar atrás. No me quito responsabilidad, ya sabes que asumo siempre mis actos pero muchas veces esos actos vienen alimentados por interferencias. Seguro que me mandarías callar en este momento, pero por escrito no puedes, ya tendras tu oportunidad...

Tu compartes conmigo el dicho "uno sabe pero se olvida de que sabe". Yo sé que sé. Tú sabes que yo sé y que no se me olvida nada y lo capto todo pero cuando uno no se ha sentido valorado, acusa una cierta hipermetropía emocional que le impide focalizar y ver bien las cosas que realmente sí están cerca.
Y como no enfoco bien, en vez de curar mi defecto con paciencia, tengo la osadía de pretender cegar al sol con un foco artificial. Un error que puede hacer apagarse a la estrella... o volverte miope y esta vez no enfocarla... pero desde lejos.

Ya voy terminando que estarás cansada y no quiero entretenerte. Pero antes quisiera hablarte del valor.

Tu sabes que le doy valor a las cosas, que lo doy todo y todo en exclusiva. Si no es real, no sirve y si no se siente, no se da. Me he dado cuenta que realmente lo que vale no es el valor en sí, sino a quien se aplica ese valor. Si las cosas que hago tienen un valor, sabes bien que es porque las personas para las que lo hago o digo fundamentan ese valor. Sin ellas, no habría nada. Eso es lo importante. Tú lo sabes y a tí, a diferencia de mí, no se te olvida que lo sabes

Uno, que peca de egocéntrico y que se ciega con caretas autoimpuestas sin ver que las gomas que la sujetan caerán sólas, aprecia curas de humildad que le recuerden que no por mucho incidir las cosas surgen antes sino que las cosas pequeñas, lo cotidiano, lo del día a día abre y calienta más corazones que focos interrogantes, que no hacen más que deslumbrar. Tu, tan solo con tu silencio al otro lado, muestras tu sabiduría y tu tranquilidad, transmitiendome hacia donde girar.

Espero que en mi próximo cuaderno no te tengas que enfadar tanto ni inyectarme tu brillante calma en dosis vespertinas sino que sea capaz de captarla y disfrutarla.
Confío en que me ayudes a no aumentar desasosiegos ni decapitar la ilusión, como un vulgar Enrique VIII, de que todo fluya y discurra por su cauce, y que tu luz natural siga alumbrando y orientando.

Sin más.

Que no es poco...

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Una de las Tres Marías sigue brillando,
se está apagando pero sigue brillando.
Afuera el Planeta Rojo para-parpadeando,
mi estrella mía está dormida.
Mi vida, qué tranquila estás, me enamorás
cada día mucho más, cada día más profundamente
Infinitamente te estoy quieriendo,
mi estrella mía está durmiendo.
Soñá con los angelitos, soñá conmigo,
con todo el tiempo que nos queda juntos...
Por eso es que es una estrella, porque sigue brillando,
después del tiempo sigue brillante...
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