Simplificando

Cuanto tiempo alejado, verdad? Casi un mes... Y eso que por supuesto que hay siempre muchas cosas que contar porque esto ha sido, es, y seguirá siendo un diario y por lo tanto cuenta las cosas que me pasan cotidianamente y todos los días pasan cosas.
Otra cosa es (valga la redundancia) que el tiempo, ese dios tan poderoso o más como el dinero, sea un bien escaso en estos tiempos que (se) corren y que haya que elegir qué ocupaciones, aficiones o cosas queridas dejas para mejor ocasión ; como todas las cosas se rompen por el lado más débil, el tener tiempo para relatar las otras elecciones se desvanece y por eso pasa tanto tiempo. Deseo tener más para esta ocupación que me aficiona y, además, es querida.

¿Y qué se necesita para eso? Simplificar.

Tomando prestada la expresión de una buena persona y sin embargo amiga, llevo ya un tiempo en la dificil pero a su vez necesaria labor de simplificar. Casi un año me ha costado encontrar el significado de la palabra y, después, saber aplicarlo.

Simplificar significa precisamente eso, hacer todo más sencillo. Y parecerá una contradicción pero cuanto más enmarañada está tu vida, más te cuesta simplificar o encontrar la manera de hacerlo ; ahora bien, encuentren un remanso de paz, unos breves momentos de lucidez o algo (alguien) que te centre por un momento y que, aunque te haga estar en la nube, te haga encontrar tu marca en tierra firme y verán cómo encuentran los métodos simplificadores a cada paso que den.

Y en esas estamos. Simplificando. De repente pasa algo, llega algo, encuentras algo, un diamante quizá. Y dejas de remontar el río. Encuentras un océano despierto, un lugar donde se está en calma sin tener que dejarte la vida luchando contra la corriente, confluyen para bien todos y cada uno de los aspectos de tu vida como si desembocaran en un mar divino donde te quieres quedar y no regresar al río para tropezar con las piedras y donde no existe tanta profundidad.

Pero ya saben que aunque el salmón luche siempre habrá alguien que lo putee en alguna parte de esta gran pescadería y por lo tanto para esta tarea de simplificar habrá que ponerse las aletas de gala y las mejores escamas para remontar, pero sin alejarse del remanso, al que hay que volver.

Simplificar en el amplio sentido de la palabra y en el amplio ámbito de la vida adulta entendiendola como un conjunto de obligaciones, derechos y distracciones.

Obligación de saber cuáles son las obligaciones no-simplificables y las que sí se pueden simplificar : el trabajo no se puede simplificar, de momento. Es lo que hay y siempre hay que pensar que igual hay que sacrificar algunos derechos y distracciones provisionalmente para después poder disfrutarlos más. Pero si se pueden simplificar otras obligaciones, aquellas en las que no estás obligado a soportar que te ninguneen o te hagan vacío, aquellas que tomas como una ocupación placentera y acaban siendo una distracción peligrosa, que puede hacer que tengas tropiezos con piedras inesperadas y con riesgo de estar tan afiladas que corten la buena marcha de tu vida. Todas esas hay que simplificarlas, y se hace. Ya se ha hecho. Espero que sea bueno.
Derecho a llevar tu vida por el camino que tu desees llevar, y nada más que tu, siempre haciendo caso en cada momento al tilín de lo que marque tu corazón y a través de sano ejercicio de conversar, darse cuenta y caer en la cuenta de que lo que cuenta es como tú te quieras dirigir y que, a veces es bueno seguir las señales que te indican desde fuera para saber que vas a medio gas, con algunas bombillas fundidas y es hora de re-cambiar y cambiar el rumbo (igual errado) que se ha seguido apoyado en algunos vicios (caros) y escasas virtudes. La simplificación parece adecuada : eliminación de los vicios que impiden realzar las virtudes y realzar las virtudes que permiten acabar con los vicios. Y sobre todo, seguir tu propio rumbo apoyado en las luces que te encuentras por el camino y algunas que ya estaban pero que viciados y enceguecidos nos empeñamos en no ver. Tan simple como seguir el tilín del corazón y ver que hay
gente que te reconoce tu elección correcta y se alegra de que encuentres luces en el camino, las enciendas y sean buenas. Todo lo demás está de más.

Distracciones que te simplifican la vida como aprender a desconectar en los momentos que hay que desconectar y simplificar distracciones que te impiden conectar con tus obligaciones más inmediatas que a la larga hacen que tengas distracciones de calidad, que te aporten, que te sumen y no te resten. La simplificación es inmediata : desconectar las distracciones que al día siguiente no te hayan reportado descanso y energía vital y conectar con aquellas que hacen que te despiertes enchufado al mundo y con ganas de comerte esta gran pelota azul. ¿Para qué esperar a más? Todos elegimos estar bien a estar mal y vivir mejor y bien a no tenerte en pie. El descanso a la inquietud. Lo sencillo a lo dificil. Simplicidad.

Creanme que lo estoy consiguiendo, que mis obligaciones se simplifican y se reducen a mi trabajo (que ya es lo suyo) y a ciertas ocupaciones accesorias que me reportan satisfacciones y nunca desprecios. Que mi rumbo está bien encaminado gracias a seguir el tilín de mi corazón y respetar mis vicios que no me quitan salud sino que, al contrario, cada día me enriquecen la vida y me hacen estar sano por dentro (y eso se nota por fuera, Coronado dixit). Y que desconectando de distracciones que ya no atraen te conectas a otras atractivas olvidadas y dejadas al costado.

También recordando a otra amiga y buena persona, nunca tienes consciencia de lo que supone soltar lastre para volar más alto hasta que lo tienes que hacer. Y vuelas hasta estar en las nubes (pero de una forma poco (o menos) dañina a como has estado en tantas otras ocasiones) ; habrá que estar todo el tiempo posible ahí arriba porque si pasamos mucho tiempo ahi igual el premio es el cielo.

Y puedo estar perfectamente feliz así, aunque haya gente que no lo comprenda e incluso te deje al lado.

Pero yo se que, al final, el destino fortalece esta forma de vivir.