Todo Depende Del Cristal Con Que Se Mire

Pasa con todos los aspectos de la vida. Dependiendo como queramos (o podamos) ver las cosas estas nos resultan mejores o peores. Como este fin de semana, que dependiendo del cristal con el que lo miremos veremos sus cosas buenas y otras que no lo son tanto pero que no son malas, simples cosas para contrastar.
Con el cristal bueno vemos que ha sido un buen fin de semana, en compañía de amigos y buena gente, preparando cenas con dedicación y toque a Navidad, con repaso a la lista de anécdotas, menciones a "trapos sucios" que siempre provocan risas de recuerdo, trabajos aprobados y 30% conseguido (el 70% restante se consegurá con la gorra, verás).
Y el cristal menos bueno... el cristal menos bueno en realidad es un cristal roto. Roto por la avalancha de los platos sobre los vasos y los vasos sobre la cocina el sábado, con el consiguiente susto y lamentos pero también con las risas una vez superado el impacto por la situación, por la foto del desastre y por cómo una espumadera puede servir para recoger los pedazos rotos. ¿Los afectados? Lógicamente el dueño de la ex-vajilla y el pobre Señor Lobo, que tuvo unos minutos de recuperación después del estruendo-cacharro.
Más cristales. Cristales que muestran despedidas a través de un autobús a gente que no querrías despedir (verdad?) pero que volverán a ser cristales que reflejen momentos de bienvenida.
Cristales empañados por el frío de esta ciudad, por la niebla que hacía la Plaza Mayor aún mas bonita y por el aliento de las conversaciones tenidas en busca del vino de la cena.

Miren siempre la vida con el cristal de la alegría. Aunque a veces el cristal muestre sombras, siempre hay cosas buenas y bonitas que mirar. La semana promete, prometo contarlo.

Atención pido al silencio y silencio a la atención pues voy en esta ocasión, si la memoria no me falla, a contarles que a mi historia le faltaba lo mejor...