No tengo más remedio que rectificar.
Salmona, en un ejercicio de amor sin límites y sin que tuviera que prometerle un diamante a cambio, quiso registrarse en la página del concurso de blogs para votarme.
Se registró con éxito pero una vez que se encaminaba a darme su romántico voto, la infernal máquina le avisó que sólo si tenía un blog registrado podía hacerlo.
Así pues, detengan su avalancha de registros y ánsias por encumbrarme al éxito de la literatura con sus votos. Si no tienen un blog registrado, no pueden.
A cambio y para no quitarles la ilusión, les propongo que sustituyan cada uno de esos votos que iban generosamente a donarme por un comentario en este espacio.
No se corten, ya pueden empezar desde este momento a cambiar voto por comentario.
Aunque mucho me temo que me quedaré igual : Cero votos, cero comentarios...
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