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5.7.07

Para Salamanca (Y Sus Males Menores)

Hay ocasiones en las que te das cuenta que no vives como realmente quieres vivir, que más bien te adaptas a las situaciones que van surgiendo día a día o en algunos casos con el paso simple de algunas horas.
Sería mas o menos vivir bajo la ley del "mal menor", es decir, vista una situación ése puede ser el mal menor porque puede que empeore o haya estado peor.
En los últimos días parece que he vivido bajo esa ley del "mal menor" puesto que en la montaña rusa vital ha habido momentos en que parecía que el destino directamente se estaba cachondeando de mi y otros en los que parecía que las cosas sonreían un poco más, pero al final triunfa el mal menor y hay que conformarse. Para mi, que soy una persona que no se conforma simplemente con lo que tiene, que siempre quiere conseguir más y por regla general lo consigue, esto de aceptar las cosas como "mal menor" lo llevo como lo llevo, es decir, mal (sin el menor).
Hace aproximadamente una semana quedaban 20 días mas o menos. Al día siguiente de pensar que quedaban esos 20 días, ya sólo quedaban 9. Como mal menor esos 9 días eran una bendición, que le vamos a hacer si no. Esos 9 días al final se han quedado en 4, de los cuales ya se han consumido 3 y algunas horas más.
Como mal menor se han disfrutado esos 4 días, que pudieron ser uno menos o incluso directamente no habrían existido de haberse cumplido la previsión inicial.
Y como mal menor aún quedan unas horas. Horas de disfrutar lo que se ha disfrutado durante estos casi 5 meses : llegar después de un día de trabajo, encontrar una sonrisa, preparar una cena, tirarse a decir pavadas o a dedicarle un tiempo a las risas, salir a disfrutar de los primeros días de sol y de calor, quedar con amigos y amigas a compartir algunas cervezas, momentos y personas por venir o simplemente salir por la ciudad.

La ciudad, esta ciudad, Salamanca. Esta ciudad que la miras y exclamas ¡qué bonita, qué monumental!, qué... qué vieja... tan vieja como aquellos que la dirigen, tan viejos como las poltronas que ocupan, tan antiguas como las promesas de mejora que no se ven por ninguna parte, preocupados por realizar acciones estúpidas y que no generan progreso pero sin ninguna preocupacion por generar más empleo.
Una ciudad cuyo cielo rascan las gruas constructoras de edificios de viviendas, viviendas que comprarán especuladores que sólo buscaran enriquecerse con las plusvalías generadas por su compra y por su venta sin darse cuenta que el acumular por acumular no les va a servir de nada al final, porque al final del juego el peón y el rey van a la misma caja. Viviendas que no serán ocupadas por jóvenes porque la situación no lo permite, porque se empeñan en que la gente jóven se tenga que buscar la vida fuera de esta ciudad, ciudad en la que se forman, estudian, progresan intelectualmente, pero ciudad que luego no aprovecha esa formación para que se queden y mejoren la forma de vida y tengamos una ciudad mejor. Eso si es cultura, y no logotipos, ferias, actuaciones y reuniones de traje y corbata. La cultura es crear el empleo para la gente que se forma aquí.
Para qué queremos tantas y tantas carreras universitarias, con una Universidad tan prestigiosa (y antigua) si luego no somos capaces de generar empleo para que esa gente que se forma aquí se quede y genere riqueza?
Aquí solo hay unas cuantas opciones : o eres dependiente o eres comercial o pones un bar. El resto, olvídense. Por muchas carreras que ofertemos, por mucho prestigio de nuestra Universidad. La gente se tiene que ir y ese capital humano es el que nos hace falta. No nos hacen falta tranvías, ni aparcamientos, ni "siete maravillas de España", ni otras pavadas similares.
EMPLEO. QUE LA GENTE NO SE TENGA QUE IR. QUE NOS QUEDEMOS CON LOS BUENOS Y NO TENGAN QUE MARCHARSE (con todo lo que conllevan las marchas).

Por eso, Salamanca, hoy no te quiero. Y para esto no hay mal menor. Hoy alzo la voz y te digo que no me sirves, que mejores, que te esfuerces, porque dejas que se vaya gente.

Para tí igual no tiene importancia. Sólo es una persona más.
Para mí si. Toda la importancia. Y yo me quedo aquí, contigo, y te tengo que soportar.
Pero no te quiero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

todos debemos salir del nido alguna vez.
yours,
k.