Premios 20Blogs

23.1.10

EL Hombre Del Traje Azul

No me vale la ropa.
Donde antes había holgura y unos centímetros de más que permitieran a un amante de las libertades como yo ir cómodo y sin apreturas, ahora hay estrecheces y tirones.

Los abrigos no quedan holgados sino ceñidos, los cuellos y las mangas de las camisas no abrochan, las corbatas tienen que aflojarse ante el riesgo de asfixia, los "sueters" describen curvas peligrosas a la baja altura del abdomen sin duda provocadas por eso que llaman felicidad y los chalecos, para gozo y disfrute de mi salmona, quedan ajustados y estallan sus broches dejándolos inutilizables.

Por eso he decidido salir de compras. En concreto hoy tengo que recoger un traje azul que la salmona de mis ríos antes mencionada vio, compró y me regaló.
Ella dice que vio el traje y se enamoró de él, que le gustó tanto que lo tuvo que comprar no por un irrefrenable impulso que hace que todas y cada una de las mujeres que acuden a las tiendas de ropa salgan de ellas con una prenda, propia o ajena (Ver el post "Las Rebajas, Ese Momento...), sino porque le encantó.
Esa es la versión oficial.
Yo creo que no fue así. Yo creo que ella vio el traje y se imaginó esas telas inanimadas, bien cosidas pero inanimadas, puestas en la maravillosa percha que atesoro y adaptadas al grácil movimiento de mis andares... y no tuvo más remedio, ante tamaña visión, que entrar y adquirir el conjunto que hoy paso a recoger.

No me lo he estrenado antes debido sin duda a un pequeño fallo técnico motivado por el tallaje del traje, que hacía que la chaqueta americana me quedara como si la hubieran fabricado expresamente para mi pero que el pantalón quedara levemente desabrochado, no permitiendo incluir toda mi anatomía en las telas.
Sin duda, fallo del fabricante, pero que me ha hecho pensar si no estaré alimentando un pequeño michelín, una pequeña panza, a pesar que mis 10 kilos de engorde con respecto al año pasado están bien repartidos.

Me he propuesto eliminar ese pequeño atisbo michelínico y aparte de poner cartas en el asunto acudiendo con más (mucha más) regularidad al gimnasio, he contactado con un amiguete portugués.
Cristiano R. es su nombre.
El, al disponer de abundante tiempo libre, un dia empezó a hacer abdominales para sentirse realizado y para poder coger algo de forma ya que ocasionalmente, cuando otros compromisos no le requerían, se dedicaba a jugar alguna pachanga con los colegas los domingos.
Me ha comentado que es adictivo esto de quemar grasas de la tripa y que él ya llega a hacerse 3.000 abdominales al día : las hace desayunando, viendo los Simpsons, tarareando el estribillo de la canción de Karmele y mientras Paris Hilton le hace la comida.

Yo no aspiro a hacer tantas, solo espero esculpir algo más mi portentosa figura y disfrutar del traje azul regalado con tan buen gusto salmónido.

Ya ilustraré los resultados.... Pero eso será otra historia...

--------------------------------------------------------------------
En la posada del fracaso donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad comparten colchón.
Y cuando por la calle pasa la vida como un huracán
el hombre del traje gris saca un sucio calendario del bolsillo
y piensa : ¿quién me ha robado el mes de abril?
¿cómo pudo sucederme a mi?...
---------------------------------------------------------------------

1 comentario:

koe dijo...

ché, qué bueno que volviste!
yours,
k.