El Profundo Despertar

Tras haber caido en un profundo estado de sueño y letargo, seguramente producido por el filo de un post cortante envenenado y haberme transformado en el blogger durmiente, parece ser que el encanto de las musas, que uno no sabe muy bien qué son ni qué representan en cada momento, han besado los labios de la inspiración y otra vez vuelvo a estar a menudo en la ruta juntalíneas y el beso, lejos de transformarme en sapo para ir a la contra de los cuentos de principes y princesas azules (aunque prefiero verde always), me ha vuelto a transformar en el escupidor de palabras que fuí.

En estos días de sueño profundo he ido y regresado de Santiago de Compostela, ciudad favorita entre las favoritas, por tercera vez en un año. Y sin ser la vez que más he disfrutado de la ciudad y de todos sus encantos, es la vez qué más he disfrutado de su estancia en ella.
Puede que a veces no sea la ciudad en sí, sino las personas que acuden a ella y con las que compartes objetivos, ilusiones y muchos años ya de trabajo.

Después de 6 horas de viaje por las carreteras del norte es genial poder compartir una cena con buena gente y mezcla de culturas, idiomas y experiencias. Buena combinación de conversaciones y risas fomentadas por la felicidad de arriba, pillería de en medio y gracia de abajo.
La verdad es que aprovechamos la jornada de trabajo estupendamente. Disfrutamos pero también trabajamos, aunque a la gente le parezca mentira. Algunas de las cosas que beneficiarán a todos saldrán de reuniones y jornadas de trabajo como ésta pero eso no se ve.

Muchas anécdotas para contar como descansar en un area de servicio porque el sueño puede con el ánimo de devorar kilómetros para llegar antes a casa, reclamaciones ilícitas de patxarán y aparecer a 59 kilómetros de León cuando esa no era la ruta, y muchas otras más que pudieran ser objeto de secreto de confesión, silencio profesional y últimas voluntades de lecho de muerte.

La verdad es que siempre es un placer volver a una de mis ciudades favoritas pero el verdadero placer es volver a estar con gente que te hace feliz, con amigos que aunque lejanos en la distancia están cercanos al corazón y con personas que, por unos pocos días, hacen que vivas en tu otro mundo.

Próximo encuentro : Madrid.
Será igual... o mejor.

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Porque estuve dando mil vueltas por esos mundos dejados de Dios
y me he perdido con las sirenas que me llamaron con su canción.
Y pensé en relojes de arena, pensé en eclipses de sol
y tracé una gran linea recta imaginaria entre los dos...
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