Premios 20Blogs

23.5.08

Por El Lado De La Mayonesa

Ayer, comentando la suprema vagancia que me había entrado para escribir algo más allá de 4 líneas, una de las mujeres -y sin embargo amiga- que estaba en la mesa, me sugirió que hablara sobre cómo comer tostas.

He de decir que en principio la idea no me sedujo en absoluto, pero después recordando cómo la susodicha recomendadora se había comido su tosta y ver el reguero de mayonesa que había recorrido su barbilla y parte de su mejilla al intentar engullir algún pedazo de alimento, me he decidido.
Pero no sólo voy a hablar de las tosas, y ustedes no sólo van a participar con sus experiencias con dicho pincho, sino que nos referiremos a cualquier tipo de comida susceptible de causar los más profundos ascos al comerlas y verlas comer.

Un asco profundo causa ver comer y trabajo cuesta comer una simple y llana hamburguesa. Sólo el sufrimiento que padeces al comprobar cómo el pan va menguando pero que, por mucho que comas, la carne sigue ahi, sin disminuir y cómo los "churretes" de ketchup, mostaza o similares resbalan por tus labios, comisuras y finalmente barbilla y mejillas, es similar al de ver comer este alimento a alguien.
El solo hecho de ver a alguien que tiene un pringoso resto de mostaza en la comisura del labio junto la mejilla puede hacerte replantearte todos tus cimientos sobre comida basura.

Otro caso de verguenza propia y ajena es engullir kebab. Yo suelo pedirlo en plato. Nada de comerlo "a morro", de la mano a la boca. Y menos desde que vi a Nacho Vidal en uno de estos establecimientos de comida turca. Cuidado con lo que se mete uno de la mano a la boca con un actor porno cerca...
Pero si, el comer y ver comer un kebab puede ser ciertamente repugnante. Ver cómo toda esa salsa, como los ingredientes y cómo la carne se resbala, desliza y cae sin ningún control de tu persona puede llevar a la desesperación hasta al mismisimo Santo Job.
Da igual cómo lo tengas agarrado. Es lo mismo que parezca que todo está bajo control. El kebab, con el espiritu del Imperio Otomano, te desafiará y al final disfrutar de una comida étnica se convertirá en la reconquista de tu control alimenticio.

Las tostas las podríamos englobar dentro de la comida "muerde y estira", donde también estaría incluida la pizza.
La pizza. A simple vista un alimento fácil. Dominable. Nada que se pueda caer, nada que pueda chorrear. Pero no contabamos con la elasticidad.
Tu muerdes tu porción y el queso hace el resto. Ni con los brazos de Gasol estirados darías fin a ese queso elástico que te lleva por la calle de la amargura cuando ingieres este alimento.
Pues igual con las tostas. Tu muerdes ese pan crujiente... y si intentas soltar sólo el pedazo que tienen pensado masticar es que eres un ingénuo.
Si no te ayudas de los deditos, o incluso de cualquier amigo que te esté viendo sufrir, todo lo que haya encima del pan puede salir directo a tu boca provocando las risas y fotografías de los presentes.
Aun así, lo peor de las tostas no es eso. Para el personal femenino encuestado para este post, lo peor no son los churretes o acabar con todo el complemento del pan en la boca. Lo peor para ellas son las molestisimas miguitas de pan que se desprenden al morder la tosta y que, indefectiblemente, van hacia el escote.
Y esas miguitas se quedan ahi. Y esas miguitas pican y molestan. Y son difíciles de quitar para según qué escotes.

Por eso, porque la tosta siempre pringa por el lado de la mantequilla, tengan mucho cuidado este fin de semana con lo que se llevan a la boca...

Disfruten!

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Ya comí, ya fumé, ya tomé el café,
sin dejar de escribir voy a dormir...
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1 comentario:

porteña dijo...

Me diste un hambre en esta mañana de sábado que no tiene precedentes históricos!!!!!!!!!!!!!

Gracias por hacer circular por España a "Paseando por Buenos Aires", será un placer difundirlo a usted también.

Nos seguimos leyendo.
Saludos