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11.1.08

Salmon Sport (I) : El Exhibicionista

En sí propiamente dicho, no voy al gimnasio. Salvo alguna ocasion que me ha apetecido probar la cinta teletransportadora (si, teletransportadora, porque te teletransporta al mundo de la fatiga y de la falta de aliento) para correr sin moverme del lugar y mirando por la ventanilla la gente pasar, cosa totalmente antinatural, o bien que me ha llamado la atención eso de pedalear durante 30 minutos para ver cuántos kilómetros imaginaros he recorrido con mi pseudo-bici.
Rara vez hago pesas, abdominales y mucho menos flexiones. Como a mi lo que más me gusta es nadar y creo que es un ejercicio bien completo, paso directamente de la zona muscular y me voy a la zona acuática, mucho más recomendable para un salmón como yo.

Hay varias razones por las cuales no voy al gimnasio propiamente dicho. Una es que a las 9 de la noche ya no tengo ganas para ver como a muchos de los compañeros que ya están se les marcan músculos que nadie imaginaría que existen y otra es el espantoso olor del gimnasio.
Están las ventanas abiertas, está la ventilación dada para que tanta concentración humana no termine por cargar el ambiente. Pero ni con todo eso. El hedor es insoportable y a esas horas, con el hambre que me azota, lo que menos quiero es soportar olor a queso de cabrales.

Será ese el olor de la belleza? Si es así, nunca quiero ser bello.

En la zona acuática no suele haber demasiados de esos hercúleos habitantes que moran en la zona muscular. Suele haber cuerpos más o menos agraciados y otros para el olvido (como ya conté en un post pasado sobre la "Marujita" jacuzzyera).
Pero ayer se coló uno. Una vez terminada mi sesión de natación y de chorritos reponedores, me fui al baño de vapor donde nos econtrábamos unas 15 personas.
De pronto entra un tipo de dimensiones 2x2 y completamente musculado. Ni saludó.
Empezó a respirar fuertemente, como si el entrar en el baño turco le hubiera supuesto un esfuerzo sobrehumano. Siguió soltando bufidos como si el vapor le estuviera impidiendo seguir con vida. Preocupado por si el adonis griego bajado del olimpo del gimnasio moría por causa de los vahos, seguí contemplando si se reponía.
El hombre no se estaba muriendo. Empezó a hacer todo tipo de estiramientos y contorsiones.
Primero se estiró los cuádriceps, después se agachó hasta tocar las puntas de los pies con los dedos de sus manos. Una vez sin cruzar las piernas y otra vez, aumentando el grado de dificultad, cruzando las piernas.
Se estiró los hombros y brazos y finalmente los entrecruzó haciendo un molesto ruido con sus manos sobre sus homóplatos.
Una vez que el efebo quedó satisfecho, dijo al expectante público "adios" con su voz de deidad olímpica y volvió a su hábitat.

Los que allí estabamos, después de la exhibición mostrada, no sabíamos si reir o llorar porque nosotros jamás tendremos tantos músculos y tan marcados para estirar dentro de un baño de vapor, cuyo objetivo no es el de realizar estiramientos.

En fin... me alegro de no tener tantos músculos para estirar y disfrutar de las bondades del agua. Sería tan costoso mantener esos músculos en la zona de la maquinaria y del olor insoportable...
Y si por mantener esos músculos se me atrofian otros? Virgencita, Virgencita, que me quede como esté...

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Yo te prometí hacer deporte pero era una mentira
para robarte un "tal vez...".
El fuera de juego era evidente
y en la frente me escribí tu nombre por primera vez...
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3 comentarios:

lexi dijo...

muy bueno salmón!!!! los musculosos son horribles!!!!! saludos de verano!!!

MAFALDITA dijo...

JA JA JA
Me imaginé toda la situación y es para matarse de la risa...
Esta bueno eso de priorisar los músculos ...
Y en eso de transpirar para soportar el olor de otros ..tenes toda la razón...no vale la pena...
LO QUE PUDE LLEGAR A HACER UN HOMBRE PARA IMPRESIONAR!!!!

Lola dijo...

A mi tampoco me gustan los musculosos! ni los Gimnasios!

Nadie se rió mientras el tipo hacia todo eso?!
Yo no hubiese aguantado...


Saludos!