Río 2007

Habrá que estrenar el año de escritos. He tardado no porque no haya nada que contar, que siempre hay cosas sino porque quería que pasaran todas las fiestas y éstas se retrasaron hasta este fin de semana, con los Reyes atrasados.
Desde la última vez que escribí destaco la nochevieja, que al final no fue tranquila como esperaba, en mi casa, sin salir sino que fue una noche de risas, encuentros y disfrute con gente que merece la pena y con el gran Turco (que foto snatch!). Y destaco los Reyes. Los regalos, tanto los hechos como los recibidos. Los hechos sé que gustaron (no me ha dicho nadie lo contrario) pero los recibidos han superado las expectativas. Este año tuve los de siempre, los de mi familia, pero había algunos que esperaba con especial ilusión, regalos que venían traidos por la corriente del sur del norte y regalos re-encontrados del gran amigo.
Venían con aroma a flores pues dentro de la bolsa de la ilusión se encontraba todo un Palacio de las Flores que en alguna de sus melodias nos indica y nos propone seguir siempre el tilín del corazón y yo soy fiel seguidor de la corriente luchadora y que sublima la especie. Venía con gafas oscuras no con la intención de que el sol no ciegue o dar más negrura a la visión de las cosas, sino con el propósito de que los días sean tan soleados que necesite protección para no ser cegado por el brillo.
Y venía con el lujo del buen gusto, del ver algo y saber que "ya tiene dueño", del acertar y de, incluso con regalos, provocar sonrisas y compartir el don que siempre digo que tienes. Ahora puedo decir que un tigre siempre me acompañará al volante (lo bauticé Tastas, me dejas?). Y ahora también me visto "con lo que hay", con esa camiseta que es LA CAMISETA. La conservaré como oro en paño, eche o que hai (always).

Comenzamos este año 2007. Yo sigo contra la corriente, como siempre. Dicen que igual debo dejar de ser pescado alguna vez pero y si alguna vez llego y consigo remontar la corriente? No me perdonaría no poder comprobar si podré conseguirlo y qué pasa si lo consigo.
No cuento con retroexcavadoras para desescombrar los restos de algún naufragio, simplemente cuento con mi propia voluntad y la decisión de no darme por vencido, de no rendirme al menos por hoy.

Espero poder seguir contando la historia de todos nosotros este año y que surjan nuevas situaciones, risas y anécdotas. Si el destino nos permite llegar a viejos, tendremos algo para recordar siempre.