Mientras se evapora al calor de la calefacción este domingo de inicio de año y espero tu llamada, mi querida Lili, para sustituir calor artificial por abrazo pasional, caigo en la cuenta de que mañana empieza la semana, la primera del año.
A pesar de los (des)propósitos del desvarío anterior, sí que he hecho algunos mucho más serios pero para mi mismo, para mi yo reflexivo y corporativo, para mis adentros de persona mayor y que ansía dejar de remontar corrientes y encontrar la estabilidad plena.
Son propósitos gananciales, ya que en cualquier visión o perspectiva futurista aparece tu imagen dorada e insustituible para que todo lo que quiero se lleve a cabo.
Nadie sabe lo que escribiré en el preciso momento en que la Semana 52 de este año estrenado aparezca en mi agenda y si se cumpliran los deseos o intenciones que están formulados en tu interior y que bien conoces pero me conformaré conque si queda alguno por realizar tu me sigas ayudando a conseguirlo, como ya has hecho con muchos de mis deseos y aspiraciones, que eran impensables hace tan solo unos meses, y sigas navegando conmigo en este río de la vida.
Al fin y al cabo, de eso se trata...
Vivir... pero contigo...
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