Viernesero

Miren que es dificil que yo me coja un día libre y menos un viernes. Pero como hoy es festivo (feriado, que dirían mis queridos amigos y amigas del cono sur) en la ciudad del Tormes, y aprovechando que el calor ha vuelto, dejaremos a un lado las obligaciones para pasar un día tirados en el pasto.

Y si ya es dificil que yo me coja un día libre, más dificil es verme vestido de una de las especies autóctonas que poblan este país (Eshhhpañaaa, Mariano dixit) : el dominguero.
Además, voy de estreno. Ante mi inminente cumplida de años y cambio de década, uno de los regalos ha sido proveerme de equipamiento deportivo y/o domingueril. Es la evolución del hombre : se empieza echando un poco de tripita, se sigue observando cómo aquellos leves pelillos que se perdían en el lavabo al peinarse ahora se convierten en escarpias negras que, si las cosas siguen asi, colapsarán el sumidero, se continúa acudiendo más de la cuenta al dentista, uno ya no se ve tan irresistible, sino más bien como el tipo del anuncio que cuando se quita las gafas ya no es un 007 y finalmente se acaba teniendo un chandal para irse los domingos al campo, con nevera y todo. Pura evolución.

Lo tengo todo preparado ya. Encima de la cama se encuentran los pantalones de chandal (aunque prescindibles dado el calor que ya hace), la camiseta de manga corta y pantalones cortos. Sólo me falta la gorra y el protector solar para completar el set o lo que podríamos denominar como "Dominguero Outfit", cual Lara Croft en Tomb Raider.
También está preparada la parte nutritiva : mi media salmona se encarga de la tortilla y yo de la empanada y bebidas, amén de la neverita para que no se caliente nada que no se tenga que calentar en la hierba.

Prometo hacer fotos del show porque solo nos faltarían los niños y la abuela para tener una perfecta postal de los domingueros tipo.
Aunque en realidad en las familias tipo, esas en las que el padre generalmente es un señor con gafas y bigote y la madre una señora, cuando tienen aventuras campestres tan solo aparece una abuela, la cual siempre dice "que no, que no quiero ser una molestia..." pero que al final se acaba apuntando, comiendose la tortilla, devorando la empanada, pimplando vino y roncando en la silla después de la monumental pitanza. Si la aventura no es campestre, sino que es playera siempre comienza diciendo que "no hijos, yo desde que murió el abuelo ya no tengo ganas de vacaciones ni de ná, tan solo de morirme..." pero les animo a observar cuantas de estas venerables ancianas ven en las playas de Benidorm "arremangandose" el vestido y refrescando un poco los pies... (pregunta : si se levantan el vestido, no sería "arrepiernandose"? Lectoras filologas, una solución quiero...)

En fin... para que esto nos pase queda aún mucho (incluido lo de la tripa, el pelo y volverme feo como el del anuncio) y de momento, eso si, con tortilla, empanada y neverita, hoy seré tan solo un viernesero de descanso.

Pasen un buen fin de semana y disfruten.


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Mirando correr el río le dije casi en silencio
vas a tener que andar mucho para ganarle a mi sueño.
Y sobre la arena fresca la cabeza dibujé
de una pasión imposible que me escribía de Santa Fe.
Y una noche correntina de aquellas que no se igualan
estaba la tosca arena conversando con el agua.
Enero estaba fundiendo sobre el río su calor
y junto al perfil querido puse mis venas de verseador.
Mira qué cabeza loca, poner sus ojos en mi,
yo que siempre ando de paso no podré hacerte feliz.
Olvidame, te lo ruego, yo soy como el Paraná
que sin detener su marcha besa la playa y se va...
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