Premios 20Blogs

16.5.09

Le Escucho...

Bueno, doctor, esta vez no empezaré diciendole eso de que yo hice el Mundo en 6 días y a partir del séptimo descansé. Hizo usted un gran trabajo con aquellos delirios de grandeza que amenazaban con hacerme invadir Polonia o inaugurar pantanos, dependiendo de cómo me hubiera dejado el bigote.
También me repuse de aquel ataque de vanidad, ¿recuerda?. Me curé y ahora soy perfecto.

Algunos le ponen al mal tiempo Donna Karan y se van de compras, o se atiborran de chocolate o se dan a las drogas o al alcohol (yo prefiero que me los den, no darme yo a ellos). En definitiva, vicios caros. Yo prefiero estar con usted, que también me cuesta pero al menos me escucha. ¿Verdad, doctor...? ¿Doctor...? Bueno, sigo...

Esta vez acudo porque desde hace rato me vengo sintiendo como un extraterrestre. Si, si, extraterrestre, no ponga esa cara. No es porque tenga un dedo prodigioso que hace el bien (o bueno...) o porque esté buscando mi casa (que también podría ser) o porque quiera llamar por teléfono (aunque esté pegado a él casi de contínuo). Es porque como ya le digo, de un tiempo a esta parte mi forma de pensar o de ver las cosas casi no coincide con la misma forma de pensar o de ver las cosas que el resto de los mortales.

Vengo observando que cuanto más trabajas y más te esfuerzas, peores son tus rendimientos. También que cuanto mejor te portas, peor te tratan. Y también que cuanto más te esfuerzas en ser claro, expresar lo que sientes y lo que esperas, peor te va.

No sé dónde vamos a ir a parar, doctor. Usted bien sabe que yo trabajo lo que no está escrito, que duermo poco, que pienso más en los demás que en mí mismo muchas veces y que si hay que esforzarse más, uno se esfuerza... pero si luego los resultados no son los esperados...
No son los esperados no por mi, que estoy seguro de hacer todo lo que está a mi alcance y a veces mucho más, sino por el resto de la gente. Hace poco un cliente se permitió el lujo de venir a mi despacho a decirme que no "hacía nada" después de tener una cantidad pendiente de dinero conmigo nada despreciable por los servicios que sí le había realizado (demostrados). Créame que tuve que realizar verdaderos esfuerzos para no levitar, girar mi cabeza cual niña del exorcista, invocar a Charles Manson y montar una intifada como Dios manda (el cliente es de origen musulman).
Por eso digo que cuanto más trabajas, menos resultado obtienes. Escudándose en esto de la crisis los clientes se permiten olvidarse de sus obligaciones monetarias conmigo y con el trabajo que les realizo que, curiosamente, les permite seguir generando valor y dinero para cubrir otras necesidades para las que, también curiosamente, no hay crisis. Cosas que tenemos los extraterrestres, ya sabe, querer cobrar en tiempo y forma por nuestro trabajo.

Claro, esta "crisis" que los clientes me prentenden trasladar sin necesidad de tenerla me está influyendo en uno de los objetivos que quiero conseguir, que no es otro que mi independencia vital (que ya está bien, a mis próximos veinti y diez, veintinueve dicen que aparento...). También es verdad que no hago todo el esfuerzo que tendría que hacer en otras condiciones y situaciones para conseguir esta independencia puesto que esta vez, si la autoridad lo permite y si el tiempo no lo impide, creo firmemente que puedo compartir esa vida que quiero tener con otra persona. El tema del "compartimiento vital" también me ha traido no pocas discusiones, disgustos y la leve sensación algunas veces de que el momento de compartir esa vida es cuantificable en años luz. Usted ya sabe que soy muy exagerado pero capta el concepto, que es lo fundamental.
Duele porque otros, con menos, lo consiguen. Aunque también es cierto que he esperado tanto tiempo que un poco de espera más merecerá la pena. La merece, puesto que aunque ahora solo sea compartir trocitos de vida después de los duros días de trabajo y sólo unos pocos minutos, te hace a la idea de cómo será compartir el resto de la vida.

Quizá sea una cuestión de valentía, no sé lo que opinará usted. Creo que con la edad que ya nos gastamos (nos cueste o no admitirlo), debemos atarnos los machos, cojer al toro por los cuernos y definitivamente aclarar qué queremos conseguir y cuándo e ir a por ello. Sin tiempo que perder. Sin oportunidad que desaprovechar. Porque generalmente, no vuelven. Ni el tiempo, ni la oportunidad.
Como extraterreste avanzado a esta civilización huamana, nunca me conformo con cuestiones como el "carpe diem", venidas de una lengua muerta (siempre he preferido las lenguas vivas y siempre me dan más miedo los vivos que los muertos), sino que siempre quiero un "plus ultra", esa chispa que haga saciar las inquietudes que se presentan y conseguir los retos que nuestro tiempo propone. Esa chispa que queme y purifique el demonio de la rutina y el conformismo.

Qué dificil es todo, ¿verdad doctor?. Tengo amigos que se empeñan en que simplifique, pero eso no es nada facil para un extraterrestre como yo, incómodo con dejar pasar el tiempo a ver qué pasa. Pues lo que pasa es solamente eso, el tiempo. Nada más.
Curiosamente esos amigos son los que más cerca tengo y los que nos dedicamos menos tiempo, por obligaciones de unos y de otros. Tengo que conseguir que eso no suceda, tener más contacto con la gente cercana porque lamentablemente no tengo mucha. La mayoría de gente a la que torturo con mi amistad está fuera y a veces, sobre todo cuando te sientes solo, es necesario tenerla cerca. Y se les echa de menos.
Los amigos. Amigos, pocos. Se cuentan con los dedos de una mano. Conocidos, más. Algunos que pensaba que eran amigos, nunca lo fueron o dejaron de serlo, a culpas compartirdas. Otros que solo creía conocidos, se han destapado como grandes amigos.
A otros, después de un tiempo prudencial y de seguirles el rastro, están de vez en cuando. Y a otros, a pesar de tener su rastro, nunca más supe de ellos, bien porque el rastro que nos dejamos era equivocado y nunca más coincidimos o bien porque el paso del tiempo borró las miguitas de pan para que pudieramos encontrarnos.
En casi todos pienso alguna vez, no se crea. Y a muchos les echo de menos.

Procuro tratar bien a todos mis amigos, aunque sé que siempre puedo mejorar. En realidad intento tratar bien a todas las personas, lo cual me granjea grandes cantidades de dolor cada vez que las personas "bien-tratadas" no siguen el mismo ejemplo contigo.
Duele pensar que cuanto mejor tratas a alguien peor te van a tratar en cuanto cometas el más mínimo error que, por supuesto, asumes. A pesar de que ese error sea un leve grano de sal dentro del mar de buen tratamiento que suelo dar, sentir que tu disculpa no es aceptada y acaba derivando en desprecios es algo a lo que nunca te acostumbras y no llegas a comprender.
Reconozco mi carácter, mi radicalidad y mi intransigencia. Pero a lo que nunca puedo decir que no es a eso tan odioso, tan odiado y que me ha traido más de un problema : sinceridad y ser yo mismo (siempre he sido de "al vino, vino y al pan con tumaca"). Cosas de marcianos, intentar tener una personalidad fuerte.

Bueno doctor, creo que se nos ha acabado el tiempo, ¿verdad?. Gracias por escucharme y cuando quiera páseme la factura... que ya veré a ver si se la pago.
Que para eso estamos en crisis...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando parece que he encontrado una solucion y mi vision sobre a vida y quienes me rodean es clara... la vida se encarga de un giron demostrandome cuan poco se y/o he descubierto. Cuan poco conozco a la gente y cuan poco se sobre mi misma...