Si hubiera vivido en esta época dond euna de las cosas más "in" es tener un blog donde contar las cosas que a nadie importan, el epitafio del gran Marx (Groucho, no Karl) hubiera tenido que ser levemente retocado.
En este caso no es un epitafio (espero), sino una excusa. Sé que les tengo profundamente abandonados pero en las últimas fechas casi no he tenido tiempo ni de respirar.
Primero porque las semanas pasan volando y cuando te encargas de más trabajo (o te encargan) o cuando ideas que te cruzan por la cabeza son susceptibles de ser llevadas a cabo, necesitamos más de 24 horas al día para hacer todo, pensar en todo y descansar de todo.
Y lo segundo porque en estos días me ha tocado escribir mucho. Muchísimo. Pero cosas serias, no desvaríos como acostumbro.
A veces todo lo escrito sirvió y otras escribí y escribí para tener mucho que decir y no me dejaron. Parece que intuyen mis escritos como si fuera a dar un discurso "a lo Fidel" y no me dejan expandirme. Algún día me van a hacer callar y vamos a montar el Belén... pero sin Reyes,
(Paréntesis) Me van a regalar un billete cubano del Che aunque no es de curso legal. Me está quedando un post de lo más comunista, aunque nada común (Cierro paréntesis)
Del viaje a Santiago de Compostela, del cual regreso ahora mismo con escala en Valladolid ninguna novedad.
O las que hubiere son parte de otra historia...
Se exprimió el fin de semana todo lo exprimible. Nos divertimos todo lo divertible. Y trabajamos todo lo trabajable. Eso si, cada cosa a su dosis, ya saben...
Lástima que a gente a la que no me gustaría conformarme con ver una vez al año o en la vida no pudiera acercarse. Espero que algunos encuentros y otros re-encuentros sean pronto.
Y en esas tierras, que todo parece saber mejor.
Ahora ya sí. Mándenme callar. O esperen a la siguiente.
Puede que prometa...
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