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2.2.10

Peter Pan

Imaginen que ustedes van paseando tranquilamente por la calle.
De pronto, a un lado, en un contenedor de basura se encuentran un triciclo. Si, un triciclo, de los que usábamos cuando éramos pequeños.
Y claro, los recuerdos hacen su trabajo y ese triciclo nos hace rememorar nuestra infancia... así que nos montamos en el triciclo. Estamos tan entusiasmados por el recuerdo sobre ruedas que nos da por pedalear y pedalear, hasta deslizarnos cuesta abajo y, como un niño, no darnos cuenta de los peligros que acechan.
Vamos por la calle, rodando, rodando, hasta que nos encontramos a una pareja... de la Guardia Civil.
Sorpresa nuestra... y sorpresa de ellos por tener que darnos el alto. Prueba del alcohol : negativa. Tan sólo estamos embriagados por el recuerdo de nuestra infancia. Evidentemente no llevamos ni documentación del vehiculo, al que catalogan de "no catalogado", ni seguro, ni luces,... tan solo llevamos nuestra sensación infantil. Nos multan, nos dicen que somos unos temerarios y que hemos puesto en riesgo nuestra vida y la de otros usuarios. Decepción. La realidad adulta de golpe. Se acabó sentirse Peter Pan...

Dejen de imaginar. Esto que les he narrado ha sucedido recientemente en un pueblo de Sevilla, donde los agentes han multado con ¡400 Euros! al "triciclero temerario" tan solo por su impulso de revivir momentos de su infancia.
Seguramente esos guardias cuando eran niños jugarían a pillar o a ponerse estrellitas en el pecho y fingir ser los dueños del bloque y utilizar las esposas para usos distintos para los que sin duda están destinadas las esposas (?)...
Seguramente hicieran su trabajo, pero no están los tiempos para multar con tanto exceso por creerse Peter Pan cuando en la calle y la carretera acechan más peligros que un triciclo.

A mi sin duda me gustaría volver a la infancia por varios motivos : ahora los niños no estudian tanto como nosotros y tienen mucho más poder sobre los profesores del que nos pensamos y del que nosotros podríamos jamas soñar tener y, además, ahora las niñas están mucho más creciditas que en mis tiempos (nada más hay que ver algún capítulo de "El Internado" o de "Fisica o Química" para comprobarlo). Sin duda me gustaría volver a ser niño, puesto que la inocencia de éstos haría que el mundo fuera mejor.

En vista de lo sucedido, me conformaré con recordar mi infancia a través de fotos que plasman mis múltiples peripecias infantiles...

Pero eso ya es otra historia...

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Me devolvieron intacto, con un guiño mi dinero,
la cadena, la cartera y el reloj;
yo, que siempre cumplo un pacto
cuando es entre caballeros,
les tenía que escribir esta canción.
Hoy venía en el diario el careto del más alto,
no lo había vuelto a ver desde aquel día;
escapaba del asalto al chalé de un millonario
y en la puerta le esperó la policía.
Mucha, mucha policía…
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2 comentarios:

ab.sanchez dijo...

Je, je, je... :)
Si es que lo que no ocurre en España no ocurre en ningún sitio!! ¡400€ no están naaaaaaada mal! Así la próxima vez seguro que al menos se pone el casco :)

CapItanPorretI dijo...

PACTO ENTRE CABALLEROOSS!!! Y OLÉ!!!!